sábado, 12 de marzo de 2011

MODIFICAR MI PRÁCTICA DOCENTE DE LA HISTORIA… ¿PARA QUE?


             La intención de todo profesor al impartir una asignatura es crear en los alumnos el interés por auto-gestionar su aprendizaje en un ambiente ameno e interesante, que invite a la apropiación de conocimientos y al desarrollo de habilidades.

            La historia, al igual que las matemáticas, son asignaturas que generalmente no invitan a los niños a aprender por el gusto de aprender. La una con estigma de “aburrida” y la otra con estereotipo de “difícil”. Como profesor ¿cómo podemos lograr despertar en el alumno la necesidad de aprender a aprender, de entender que la historia es más que una simple lectura y subrayado?

            Los estilos docentes, hasta el momento experimentados, han promovido esta situación. Difícilmente encontramos un profesor que nos invite a encontrar en la historia una manera diferente de entender el mundo, de crear conceptos, de desarrollar competencias, de analizar historias personales, etc. y ¿por quién debemos comenzar?

            La respuesta es muy sencilla “Yo” como profesor ¿qué estoy haciendo para modificar mis prácticas? ¿qué estoy haciendo porque mis alumnos se interesen por los procesos históricos? ¿qué estoy provocando en ellos para entender la historia como parte de su propia identidad?

            En un primer análisis de la práctica docente personal, encontramos que muchos de las estrategias didácticas aplicadas simplemente son prácticas aprendidas con anterioridad con algunos matices de “innovación” que resultan insuficientes para hablar de “algo nuevo, interesante y funcional”.

            Con los festejos centenarios y bicentenarios de nuestro país se abrieron muchas puertas con respecto al análisis de la historia, de nuestra historia como mexicanos, sesgos de la historia de nuestro país que nunca habían sido develados, personajes históricos que no habían sido analizados sin la visión maniqueísta y politiquera que siempre ha permeado el análisis de la historia.

            Este suceso nos brindo la oportunidad de encontrar datos inéditos que pudieran darnos luz en el conocimiento de la historia desde un análisis más certero y objetivo. Pero ahora, ¿cómo trabajar con los niños desde esta visión y encontrar un gusto diferente por la historia? Esa sería mi tarea y mi meta a alcanzar con los niños. Partir de situaciones inéditas, interesantes y curiosas, para adentrarnos en el estudio de los temas que se plantean en los programas de educación básica.
            Ese será el reto y el objetivo que me planteo como profesor para comenzar a inspirar en mis alumnos un gusto por entendernos  a través de nuestra propia historia y nuestra historia como mexicanos.

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